miércoles, 13 de octubre de 2010

¡VIVA CHILE....MIERDA!



Más de mil millones de personas hemos visto, en tiempo real, el casi milagroso rescate de los 32 mineros chilenos y 1 boliviano, sepultados desde hace más de dos meses en la mina San José, en el norteño desierto de Atacama.

“La Pacha Mama los devolvió con vida, los parió de nuevo”, dijo una anciana sabia, mientras veía salir, uno a uno, a los mineros, con lentes negros y arneses amarillos, emergiendo desde el fondo de la tierra y abrazando a sus familiares, entre aplausos y lágrimas de emoción.

La hazaña ha sido portentosa. La máquina perforó la roca a 700 metros de profundidad. A través de ese cordón umbilical de apenas 66 centímetros de ancho, ingresó la cápsula de rescate que extrajo a los 33 mineros accidentados. 33 compañeros que desde el primer día se organizaron, se distribuyeron las responsabilidades y se dispusieron a colaborar.

Protagonistas sin pretenderlo de un momento histórico, los 33 mineros se han convertido en héroes nacionales, coincidiendo con el Bicentenario de la Independencia de Chile. Su odisea, desde luego, también ha servido para llamar la atención sobre los riesgos que conlleva el trabajo en la mina.

Mario Sepúlveda, el segundo minero en salir a la superficie, declaró que hay que aprovechar el momento para subsanar los fallos en la prevención de accidentes y no depender sólo de la buena suerte. “Este país tiene que entender de una vez por todas que tenemos que hacer cambios en el mundo del trabajo, muchos cambios”, dijo Sepúlveda.

La mina San José, con 100 años de antigüedad, cuenta con un largo historial de accidentes mortales. Prueba de sus deficiencias en materia de seguridad es que las vigas son de madera y no de hierro. Algunas familias ya reclaman a los propietarios irresponsables varios millones de dólares en indemnizaciones. Y tienen toda la razón en hacerlo.

NOTICIERO DE SANTANDER, se une a la gran alegría de los mineros, de sus familiares, del hermano pueblo de Chile, de todo el mundo.



Prometía ser el evento mediático de la semana y lo fue. El rescate de 33 mineros atrapados por 69 días a 700 metros bajo tierra en el norte de Chile ha concentrado la atención del mundo entero, con transmisiones televisivas en directo y constantes actualizaciones de portales web, explica la agencia italiana ANSA. Se calcula que mil millones de personas siguieron el operativo por televisión.


También acaparó el interés de las redes sociales y la expectativa y emoción generadas han sido comparadas con aquellas de la llegada del hombre a la luna, la visita del Papa Juan Pablo II a Polonia luego de la caída del Muro, y el rescate de la misión del Apollo 13.

Es lo que el crítico de medios estadounidense Howard Kurtz llamó “una historia televisiva perfecta”, con un toque de peligro pero un “esperado final feliz”. Portadas de diarios de todo el mundo recogen la noticia del exitoso rescate. Con más periodistas que familiares abarrotando el campamento Esperanza —el refugio temporal junto a la mina—, el alto perfil mediático del operativo prácticamente paralizó al país y fue seguido por millones en Europa, Asia y el resto del mundo.



“Esto es más que una historia, es un evento global”, dijo Yuen Ying Chan, profesor de la Universidad de Hong Kong, citado por CNN Internacional. “No sólo tiene un fuerte componente humano, sino también involucra a un gran número de personas, tiene suspenso, se relaciona con temas de vida y muerte, y en última instancia precipita la curiosidad de la gente”.


Una señal oficial del gobierno a cargo de transmitir el rescate tuvo acceso a zonas restringidas para el resto de los medios, pero sus imágenes están disponibles para canales chilenos y extranjeros. Según La Tercera, las autoridades evaluaron la opción de trasmitir el rescate en diferido, pero finalmente el presidente Sebastián Piñera decretó que fuera en directo, aunque instruyó que no se mostraran imágenes de deterioro físico de los mineros.


El gobierno chileno tiene una galería oficial de los mineros en Flickr (con detalles en inglés). La transmisión oficial contó con ocho cámaras y un equipo de producción de 45 personas encabezado por Reynaldo Sepúlveda, un destacado director de televisión, reportó El Mercurio. Ante recelos por una posible sobreexplotación de los mineros y aprovechamiento mediático de su rescate, Sepúlveda aseguró que la transmisión no sería “un show” y que la cobertura sería muy cuidadosa.


El rescate ha sido "genuinamente emotivo" y hasta repoteros experimentados lloraron en el lugar con la salida de los mineros, dijo Alessandra Stanley, del New York Times. El gobierno chileno, añade la nota, “no escatimó en gastos para liberar a los mineros y acomodar a los medios”, incluida una cámara en el refugio que amparó a los mineros bajo tierra por más de dos meses.

Ante el previsto acoso de los medios, los mineros ya establecieron un acuerdo para coordinar sus apariciones mediáticas.