jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz Año Nuevo


Ha comenzado la cuenta regresiva. Dentro de unas pocas horas le estaremos diciendo adiós a otro año.

Un año que ha estado signado por acontecimientos trágicos y que parece querer ser duro hasta el fin. Esta noche, cuando comiencen a sonar las doce campanadas, detengámonos a pensar por un instante en lo que esperamos para el ciclo que vendrá. Una vez más, en los últimos minutos del año y por cada uva masticada con prisa, nos formularemos una lista de objetivos y buenos propósitos. De nuevo intentaremos pactar con nosotros mismos, cumplir con algunos anhelos postergados, cambiar aspectos de nuestra vida que necesitan renovarse desde hace tiempo. Entre las burbujas del champagne veremos brillar nuestras ilusiones.

Nos prometeremos empezar con esa dieta que borre de nuestros contornos esos michelines inamovibles, considerar un cambio de trabajo, ahorrar para el coche o el apartamento nuevo o tal vez planear aquellas vacaciones que no nos hemos permitido tomar. Pero quizás la partida de este año que no ha tenido piedad nos ayude a reflexionar sobre nuestros deseos. Puede que al echar un vistazo a los meses que estamos dejando atrás, nuestro corazón sepa apreciar las cosas que importan y nuestras peticiones no se centren en cuestiones materiales.

Prometámonos esas cosas sencillas que nos dejan mejor sabor que el caviar: encontrarnos con aquellos buenos amigos que no vemos desde hace tiempo, escuchar con cariño y atención las archiconocidas anécdotas que nuestros padres o abuelos no se cansan de repetir; estar más cerca de nuestros hijos y hermanos, saludar a esa persona que solemos ignorar, recordar a nuestros cónyuges cuánto los amamos, tomarle el gusto a estar vivos.

Alimentemos nuestro espíritu, y los dulces que compartamos en la mesa de la fiesta serán dulces como nunca. Aferrémonos a la común esperanza de que el estreno de un nuevo almanaque nos ofrezca días mejores. Y como dice la canción, "démosle una oportunidad a la paz".
¡Feliz Año Nuevo para todas y todos!

martes, 8 de diciembre de 2009

La radio colombiana cumple 80 años


El ocho de diciembre de 1929, un joven emprendedor, que había estudiado electrónica en Estados Unidos, puso en funcionamiento la primera emisora de radio en Colombia. Elias Pellet Buitrago, el nieto de un diplomático estadounidense, montó la HKD o "La Voz de Barranquilla", en un local acondicionado dentro de una lujosa vivienda que su madre había mandado construir para la familia, pero que se convirtió en el lugar de ensueño de este pionero de la radiodifusión.

Lo logró luego de una larga espera, con algunas visitas a Bogotá para tramitar la licencia ante el Ministerio de Comunicaciones, que entonces era de Correos y Telégrafos.

Lo curioso del caso es que las primeras emisiones de "La Voz de Barranquilla" prácticamente no fueron escuchadas en Colombia, pues no había receptores, pero sí en países de América Central y el Caribe, donde fueron recibidos por onda corta.

Gabriel Muñoz López, una de las figuras de la radiodifusión quien con sus vivencias y recuerdos ha ayudado a narrar largos espacios de la emotiva radio colombiana, dice que Elias Pellet Buitrago invitó a su casa a muchas personas para presenciar el acontecimiento y fue así como escucharon la emisora.

El primer día de emisión, señala, fue dedicado al deporte, al debate político y, por supuesto, a la música.

La Voz de Barranquilla no fue la primera emisora autorizada por el gobierno, pues meses antes, el 7 de agosto de 1929, el presidente Miguel Abadía Méndez había inaugurado la HJN, que más tarde se convirtió en la Radiodifusora Nacional, pero tardó bastante para salir "al aire".

En 1930 llegó la radio privada a Bogotá, con La Voz de la Víctor, ya desaparecida, y La Voz de Bogotá, que hoy sigue emitiendo en frecuencia AM. También sonó la HKF o "Colombian Radio and Electric Corporation". En sus inicios, la radio fue "elitista", pues era difícil conseguir un receptor y los pocos que había, eran importados por gentes adineradas. En Bogotá, sin embargo, se instalaron radios "públicos" en la plaza de Bolívar, donde las personas se reunían para escuchar las emisiones.

En 1931 se reglamentó el ejercicio de la radiodifusión y se produjo una proliferación de emisoras en el país, como La Voz de Antioquia, La Voz de Boyacá, Ecos de Occidente, Radio Manizales, Nueva Granada, Emisoras Nuevo Mundo o Radio Santa Fe, entre otras.

Las cadenas radiales, producto de la necesidad de integrar al país a través de la comunicación, se formaron a partir de la década de los años 40 y desde entonces la radio en Colombia se fortaleció y se modernizó, hasta convertirse en una de los más potentes y prestigiosas del mundo.

Hoy la radio colombiana mantiene esa fortaleza y, según otro visionario como Gabriel Muñoz López, se mantendrá como uno de los medios preferidos de los ciudadanos, gracias a su constante renovación y a que por ser un medio unisensorial, puede acompañar permanentemente a las personas, sin alterar sus actividades cotidianas.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

India: la nueva generación de Bhopal



Veinticinco años después de que un escape de gas en la fábrica Union Carbide, en la ciudad india de Bhopal, costara la vida a más de 8.000 personas, los sobrevivientes siguen luchando por que se haga justicia.

Al mismo tiempo, todo una generación ha crecido afectada por los efectos de la catástrofe. Las mellizas Shazia y Fozia, de siete años, son un ejemplo de ello.

Con dificultad, aunque llenas de entusiasmo, las mellizas Shazia y Fozia se trasladan en la pequeña vivienda de un paupérrimo barrio al norte de la antigua fábrica de Union Carbide, en la ciudad de Bhopal. La madre, Naseem, da lecciones sobre el Corán a un grupo de atentas estudiantes. Naseem sabe que sus hijas no pueden participar, ya que tienen la capacidad intelectual de un niño de tres años. Arrastrando sus cuerpecillos mutilados, se limitan a investigar por enésima vez el patio.

Los vecinos ya no se extrañan de la apariencia de las mellizas. No son los únicos niños discapacitados en los barrios que rodean la fábrica. La fundación Chingari, que los asiste a través de educación y fisioterapia, ha registrado desde 2005 más de 200 niños de hasta doce años que padecen de defectos congénitos. Según Tarun Thomas de Chingari, estas cifras son más altas que lo “estadísticamente explicable”. Todos los niños tienen al menos un padre que se vio expuesto a los escapes de gas de 1984.

Agua rosácea


Naseem tiene otros problemas además del cuidado de las mellizas discapacitadas. El agua subterránea que utiliza tiene un tinte rosáceo, y son muchos los vecinos que sufren de irritaciones cutáneas, llagas y dolores estomacales. Las cañerías que de acuerdo a una orden judicial iban a proveer a la zona de agua potable, tendrían que haber estado listas en marzo de 2008, pero éste no ha sido el caso. Cada tantos días se trae agua potable en pequeños tanques de una presa en las cercanías, pero la cantidad es insuficiente. Con regularidad se producen disturbios al disputarse el agua. Las pocas precipitaciones durante el monzón causaron enfrentamientos con víctimas fatales.

La fábrica que en la noche del 2 al 3 de diciembre de 1984 expulsó una nube de gas mortífera, es la misma que hoy contamina el entorno de Naseem, desde el agua subterránea y el aire, a la misma leche materna de las jóvenes mujeres. Tarea ardua es discernir cuál es la principal causa del alto número de niños nacidos con un defecto congénito, ya que la Fundación Chingari carece de fondos para investigación.

Tuberías oxidadas

Desde su vivienda, Naseem puede ver la fábrica: una torre formada por tubos de acero. Al verla de cerca, no sorprende que esta instalación aún contamine severamente el entorno. Las tuberías están oxidadas, el tanque que estalló en 1984 yace en la misma posición, cubierto de malezas. Botellas con etiquetas ilegibles, algunas rotas, otras llenas con un líquido inidentificable, cubren el suelo de un depósito. Los cristales de las ventanas están rotos, las puertas tabicadas.

Durante un análisis del suelo, Greenpeace halló en 1999 altas concentraciones de substancias que pueden causar cáncer, abortos espontáneos, daños al sistema nervioso e inmunológico, y perjudicar el desarrollo de los órganos en el feto.

Aún así, jamás se procedió a limpiar este terreno industrial. Todas las sustancias químicas que se volcaron al medioambiente en 1984, van penetrando cada vez más profundamente en el suelo, y terminan diseminándose junto con el agua subterránea.

Manifestaciones

Hasta el momento Union Carbide, y la empresa que la absorbió en 2001, Dow Chemical, han logrado eludir con éxito las tareas de limpieza del terreno. Sin embargo, los sobrevivientes de la tragedia y las nuevas víctimas de la contaminación no abandonan la lucha. A la sombra de un enorme tanque de agua, construido cerca de la casa de Naseem, pero que siempre ha permanecido vacío, se celebran reuniones semanales para discutir problemas y organizar campañas y manifestaciones. Desde este año cuentan con el apoyo de los hijos, que han creado su propio grupo de acción, "Jóvenes Contra Dow Carbide".

Paulatinamente van alcanzando sus metas. Gracias a una campaña internacional y a la asistencia de abogados, 27 miembros del Congreso norteamericano brindaron su apoyo a los habitantes de Bhopal. En una carta, instaron a la empresa responsable a que cubra los gastos de limpieza en el terreno industrial.

Vergüenza

Para conmemorar los 25 años de la tragedia, los habitantes de Bhopal realizan procesiones portando pancartas. También habrá una exposición y poesía. “Después de 25 años, seguimos sin justicia, éste es el tema central”, comenta Hazra Bee, una de las líderes del grupo de acción y vecina de Naseem. Ella también tiene un hijo con lesiones cerebrales. Bajo presión por falta de ingresos y por la enfermedad del hijo, su marido la abandonó en 1990.

“Para nosotros, lo principal es que la empresa Dow limpie la zona y asuma la responsabilidad por el sufrimiento de la gente, para que nuestros hijos tengan un futuro mejor, y para que no vuelvan a contaminar. ‘No más Bhopal’ es nuestro lema.”

Historia de la catástrofe

La compañía norteamericana Union Carbide construyó en 1969 una fábrica en Bhopal para la producción del pesticida Sevin, con el objetivo de introducirlo al mercado de millones de campesinos indios. Los resultados comerciales no fueron los esperados, y a comienzo de los años ochenta se suspendió la producción. Sin embargo, en la fábrica quedaron almacenados en tanques más de 60 toneladas del gas metil isocianato (MIC), uno de los ingredientes del Sevin. Esta cantidad superaba con creces lo permitido por las normas de seguridad.

Luego de la limpieza de las tuberías, uno de los tanques comenzó a perder agua en la noche del 2 de diciembre de 1984. El agua reaccionó junto con otros químicos, y el tanque estalló, generando una nube de gases tóxicos que se cernió sobre las barriadas próximas a la fábrica.

No se sabe con certeza cuánta gente perdió la vida esa noche. La cifra oficial asciende a 3.800, aunque cálculos más realistas hablan de 8.000. Más de medio millón de personas fueron expuestas al gas y lograron sobrevivir. De ellas, unas cien mil siguen estando enfermas. En la actualidad, entre cinco y quince personas mueren diariamente en Bhopal por dolencias relacionadas al tóxico gas.